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viernes, 16 de enero de 2015

La Magia del Amor: Capítulo 1

Capítulo 1

- ¿De dónde dices que eres, Emma…? – dijo Beckett a Emma con una sonrisa mientras se sentaba a su lado y le entregaba el café.
- De Boston… Gracias… - dijo cogiéndolo con una sonrisa. – Bueno era de Boston, ahora vivo en un pueblo pequeño en la zona de Maine. Se llama StoryBrooke… ¿Y tú….?
Beckett la observo mientras Emma miraba el café que la detective de homicidios de Nueva York le había traído. Le llamaba la atención esa mujer y no sabía por qué.
Estaban en una convención que hacia todos los años la policía de los Estados Unidos para intercambiar impresiones y maneras de manejar los casos que sucedían. Emma, impresionada, había recibido una invitación para ir a la convención que se celebraba en Nueva York. Hacía poco que la maldición que retenía a los del pequeño pueblo de StoryBrooke se había roto, permitiendo la llegada de turistas y también la salida al exterior de los habitantes del pequeño pueblo de Maine.
- Yo de aquí, de Nueva York… - dijo sonriendo la detective.
Ambas mujeres se miraron y se sonrieron. Desde el primer día, se habían llevado bien, se complementaban y poco tiempo después descubrieron que estaban juntas en el mismo equipo de trabajo.
Emma, cada vez que miraba a Kate Beckett, se acordaba de su querida y amada Regina Mills. Una sonrisa estúpida se le formo en los labios al recordarla y al recordar cómo se despidieron hace 4 días. Por suerte, hoy sería el último en el que estaría fuera, mañana regresaría a StoryBrooke y a volver a besar los labios de su morena.
- Estoy cansada… - dijo Emma mientras dejaba el vaso del café en la mesilla y se tiraba de espaldas en la cama.
Beckett sonrió e imito a la rubia.
- Así sí que se está a gusto… - dijo Kate mientras se acomodaba en la cama.
- Si… - rio Emma. Saco el móvil y reviso los mensajes.
- ¿Mirando si tu amada te ha enviado un mensaje...? – dijo Kate Beckett con una sonrisa mientras miraba a la rubia jugar con el aparato.
- Tengo ganas de verla… - admitió Emma con un suspiro. - ¿Y tú…? ¿No tienes a nadie…?
Beckett suspiro acordándose de cierto escritor que seguramente estaría con alguna modelo en su casa de los Hamptons.
- No… No hay nadie… - contesto tristemente.
Emma entrecerró los ojos notando la tristeza en la respuesta de la detective, pero lo dejo pasar.
Con una última mirada al móvil, cerró los ojos y se durmió.

Habían pasado unos cuantos meses después de esa convención de la policía que había tenido lugar en Nueva York y ambas mujeres habían seguido con sus vidas, olvidándose casi una de la otra.
Beckett estaba revisando unos informes que tenía sobre la mesa. El 3XA había vuelto y ahora más que nunca quería atraparlo de una vez por todas. A su lado, Castle la ayudaba buscando pistas. Él más que nada quería verlo entre rejas. Llevaban dos días sin dormir y sus músculos ya le empezaban a pasar factura y el cansancio se notaba en las caras de los detectives y en el escritor.
- Castle… Ve a casa… - dijo Beckett sin apartar la mirada de los informes.
Castle suspiro y dejo los papeles a un lado, echándose hacia atrás en la silla.
- Estoy bien, Kate... – dijo resoplando y cerrando los ojos.
Kate dejo los papeles encima de la mesa y lo miro a los ojos sonriendo de lado.
- Ve a descansar, anda… - dijo sin apartar la mirada del escritor.
Castle abrió los ojos y miro a Kate a los ojos.
- Ok, pero si tu también te vas…. –dijo sin apartar la mirada. – También estas cansada y necesitas dormir. – se levantó. – Te invito a cenar en mi casa…
Kate lo miro un momento y tras un rato asintió y se levantó, acompañando a Castle a su casa para poder cenar.

El camino a casa fue silencioso y algo tenso. Los acontecimientos de la vuelta del 3XA a sus vidas, había desestabilizado la armonía que sentía y el posible acercamiento de la detective y el escritor.
Bajaron del coche de Beckett en silencio y subieron al apartamento del escritor. Abrieron la puerta y entraron. Todo estaba extrañamente en silencio y, es que, como le había contado Castle, su madre estaba de gira y Alexis había ido a ver a su madre.
Inconscientemente, Kate se imaginó lo que podría pasar esa noche, estando los dos solos. Sonrió ante la idea y entraron en el apartamento de Castle. Cuando Castle encendió la luz, un desorden les dio la bienvenida.
Todo el apartamento estaba patas arriba. Las mesas volcadas, el sofá rasgado, los libros en el suelo y una gran pintada en la pared del despacho que ponía. “Te Matare, Richard Castle”
Un escalofrió les entro a las dos personas que miraba aquello e instintivamente, Kate saco la pistola y empezó a registrar todo el apartamento. Como suponía no había nadie.
Llamaron a Esposito y a Ryan, que fueron enseguida, junto con la Capitana Gates.
Registraron todo el apartamento y llegaron a la conclusión de que Castle tendría que desaparecer harta que el 3XA estuviera entre rejas.
Gates asigno a Beckett a la protección del escritor y resolvieron que esa misma noche sin demora, debían partir.
Hicieron una pequeña maleta y se montaron en el coche de la detective.
- Kate… ¿A dónde vamos...? – dijo Castle mientras miraba hacia la oscura carretera.
- Lejos… - dijo simplemente mientras conducían.

Ya era mañana pero todavía estaba conduciendo. Lo llevaba haciendo toda la noche sin parar. Castle dormía en el asiento del pasajero después de pedirle que parara, pero ella no quería parar. Quería poner a salvo al hombre a quien amaba.
Mientras salían de Nueva York, se acordó de la Sheriff rubia que conoció en aquella reunión de la policía en Nueva York y sonrió. Le había dicho que era la Sheriff de un pequeño pueblo llamado StoryBrooke en el condado de Maine. Era perfecto y con una sonrisa se encaminaban hacia allí.

Después de que Castle despertara y hubieran comido algo que metieron la noche anterior, ya estaban cerca del pueblo y solo habían parado para que la detective estirara las piernas y descansara un momento.
Poco a poco, el cartel de “Bienvenidos a StoryBrooke” apareció ante sus ojos.
- ¿StoryBrooke…? – leyó Castle mientras pasaban. - ¿Es una broma?
- No… - dijo Beckett sin apartar la mirada de la carretera. – Es el mejor lugar. Confía en mí, Castle…
- ¿As estado ya aquí…? – dijo mirándola.
- No… - dijo mirándolo un momento. – Pero oí hablar de él a una amiga…
- Una amiga… ¿Dónde la conociste…?
- En el congreso ese de la policía que hubo en Nueva York…
- ¿Es policía…?
- Algo así…
Mientras hablaban, estaban entrando en el pueblo y lo observaban mientras el coche de Beckett pasaba por las calles casi desiertas.
- ¿No tienes hambre…? – dijo Castle.
- Debería a ver un restaurante o una cafetería por aquí… - dijo la detective mientras se paraban en el local que tenía un cartel que ponía “Granny's Diner”.
Ambos lo miraron desde el coche aparcado y bajaron. Hicieron el camino en silencio y entraron en el pequeño local.
Dentro una camarera pelirroja estaba sirviendo las mesas y coqueteando con los clientes. Dentro de la barra, una mujer mayor discutiendo con un hombre bajito con barbas y mal humor y en las mesas gente hablando o simplemente disfrutando de su desayuno.
Se acercaron a la barra y se sentaron. Enseguida la camarera pelirroja se puso delante de ellos.
- Hola… - dijo con una sonrisa. – Bienvenidos a StoryBrooke… Sois nuevos, ¿verdad?
- Hola… - dijo Beckett – Si, venimos a dar una vuelta por este rincón del país…. – dijo sonriendo.
- Me alegro… - dijo aun sonriente la pelirroja. – Me llamo Ruby…. ¿Vosotros…?
- Yo…
- Rick y Kate… - dijo rápidamente Beckett.
Ruby sonrió, pero enseguida noto algo raro. Su instinto de loba se lo decía.
- ¿Qué queréis para tomar…? – dijo con una sonrisa.
- Café y tortitas para los dos, gracias… - dijo Castle mirando a la chica con una sonrisa.

- Muy bien, marchando… - dijo y se fue a encargar su pedido.

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