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miércoles, 2 de julio de 2014

El Comienzo De Una Nueva Vida: Capitulo 7


Capítulo 7

PV Stana

Estaba histérica… Bueno histérica era decir poco. No sabía que ponerme.
Estaba frente a mi armario con la toalla rodeando mi cuerpo y mirando nerviosa el contenido. ¡No sabía que ponerme para esta noche!
Sí. Había aceptado ir a cenar a casa de Nathan. Y estaba nerviosa. Nerviosa porque no sabía que ponerme.
Rebusque en mi armario y no encontré nada que ponerme. Vale, a lo mejor estaba siento algo exigente y solo era una cena. Pero… Algo dentro de mí quería dejarle con la boca abierta.
Sonreí al recordar la cara que puso cuando acepte la invitación. Algo dentro de mí me decía que después de esta cena, nuestra relación cambiaria…
- ¿Te ríes de tus vestidos?- dijo mi hermana a mi espalda.
Me di la vuelta y le sonreí.
- La verdad no se cuan elegir…
Ella me miro con el ceño fruncido mientras se sentaba en mi cama.
- Y dime… Esa cena… ¿Es… de trabajo…?
Me mordí el labio. ¿Qué decirle?
- Algo así… Es un compañero… Me invitó…
Me miro más intensamente.
- ¿Una cita? – dijo ella sonriendo.
- Algo así… - dije mordiéndome el labio en una sonrisa.
- ¿Y Kris…? – dijo mi hermana mirándome.
La mire a los ojos. Suspire y decidí confesarle todo. Al fin y al cabo era mi única hermana.
- No estamos pasando un buen momento… La otra noche casi me forzó a acostarme con él… - dije sin poder mirarla. Sentí como se tensaba.
- ¿Lo estás diciendo en serio?- dijo ella incrédula mirándome a los ojos.
- Si… Pero tranquila. Hice uso de mis clases de autodefensa… - dije sonriéndola.
- Ok, ok… Bueno… te dejare algo mío. Porque no sé por qué me da a mí que ese “compañero de trabajo” es algo más… - dijo saliendo hacia su habitación y dejándome con la boca abierta.
- Pero será… - dije saliendo detrás de ella corriendo.

Estaba enfrente de la puerta del apartamento de Nathan y me estaba arrepintiendo del vestido que había escogido. Era rojo y sin tirantes, largo hasta las rodillas. Llevaba un bolso rojo a juego y un chal para cubrir mis hombros.
Había llamado ya a la puerta y parecía que no había nadie, me disponía a llamar otra vez cuando abrieron la puerta.
- Lo siento, pero es que…. – un Nathan sin aliento me abrió la puerta. – Vaya… Estás muy guapa… - dijo mirándome de arriba abajo. Sonreí nerviosa.
- ¿No me he pasado? – dije sorprendentemente tímida.
- No… Estas muy guapa… - Dijo haciéndose a un lado para dejarme pasar. – Lo siento. Tuve un pequeño problema con el horno… - dijo cerrando la puerta mientras yo veía el pasillo de su apartamento.
- No pasa nada… - dije dándome la vuelta y mirándole, sorprendiéndole mirándome el trasero. ¿De verdad me lo estaba mirando? Levante una ceja.
- Ponte cómoda… - dijo levantando la mirada para mirarme a los ojos. – Siéntate ahí, te voy a servir una copa de vino. – dijo mientras se iba a la cocina.
- Tranquilo… - dije mientras iba detrás de él. – Te voy a ayudar. Se algo de cocina aunque no te lo creas… - dije sonriendo y escuche que él también reía.
Fuimos a la cocina, dejando en el salón el chal y el bolso.
Una vez sacada la cena del horno, a ver puesto la mesa y tomado mientras unas cuantas copas de vino con sus chistes correspondientes, nos sentamos a disfrutar de la fantástica cena que Nathan hizo.

PV Nathan

Cuando abrí la puerta y la vi ante mí, me quede embobado, todos los problemas que había tenido para cocinar e incluso para buscar lo más elegante que tenia se esfumaron y solo pude esbozar una gran sonrisa.
Nos quedamos los dos parados sin saber muy bien que hacer, simplemente nos mirábamos y no me habría importado pasarme así toda la noche, perola note incomoda, así que reaccione y me hice a un lado para que pudiera pasar dentro de mi apartamento.
La invite a entrar hasta la cocina y me disculpe por el problema de la cena y enseguida, como si notara que le rogaba ayuda, se prestó para hacer una nueva cena junto a mí.
- Tuve un pequeño problema con el horno… - dije cerrando la puerta mientras ella pasaba al pasillo de mi apartamento.
- No pasa nada… - dijo dándose la vuelta y mirándome, sorprendiéndome mirándole el trasero.
- Ponte cómoda… - dije levantando la mirada para mirarla a los ojos. – Siéntate ahí, te voy a servir una copa de vino. – dijo mientras se iba a la cocina.
- Tranquilo… - dijo mientras iba detrás de mí. – Te voy a ayudar. Se algo de cocina aunque no te lo creas… - dijo sonriendo y reí con ella.
Si hubiera sabido eso antes, lo aria adrede. Sonreí ante ese pensamiento.
Sabía que muchas chicas me gustaban, que tenía más o menos una chica para cada noche si quería, pero con ella no solo quería estar en la cama una noche, pretendía tener una relación estable. Lo quería intentar con ella. Más de una vez lo había intentado, pero no había salido como yo había querido. No serbia de nada. Ellas mismas buscaban el acostarse con un famoso y luego marcharse al día siguiente o incluso al poco tiempo. Llegue incluso a enamorarme de algunas chicas y ellas decidieron romperme el corazón. Tenía miedo y por eso prefería una chica de una noche que no me hiciera sufrir….
Pero Stana…. Ella era diferente…. Incluso con el dinero que poseía siendo humilde, trabajadora y preciosa, como una diosa… Ella era mi diosa….
La note carraspear un poco, deba estar algo nerviosa por el extraño por el extraño silencio que se hizo y para evitar uno nuevo, le empecé a preguntar cosas sin mucha importancia, pero siempre, a cada respuesta, me regalaba una sonrisa que me hacía sentir querer algo más que un compañero y quizás esta serie me ayudara, ya que la tensión sexual entre los personajes era bien palpable y se notaba.
Y yo creo que incluso la teníamos fuera de escena, ya que ahora mismo al estar en sala cocina preparando la cena juntos la notaba.
Pero también podría que ella no sentía nada y fuera yo quien estaba imaginando cosas…
Tras tener todo preparado, incluso la mesa, nos sentamos a degustar nuestro plato. Ella decía que era uno de sus favoritos y la verdad es que al probarlo lo entendí y desde aquel momento este sería también uno de mis platos favoritos.
- Mmm… Esto esta delicioso… - dije cerrando un momento los ojos para notar ese sabor que se apoderaba de mi boca. – ¿Cuándo aprendiste a cocinar un manjar como este?- volví a mirarla y note como se sonrojaba y bajaba la mirada con la cara sonrojada. – Lo digo de verdad, la mitad de lo que como es comida rápida… Vale, soy buen cocinero como lo habrás notado al llegar a casa… - reí ante aquello. – Pero nunca tengo tiempo. Creo que voy a invitarte más veces para que me ayudes… - dije mirándola a los ojos. “Y para más cosas…” pensé para mí.
- Mi madre me enseño… Es una receta típica de su país, y desde pequeños nos ha inculcado la cultura europea. – dijo mirándome a los ojos.

La cena transcurrió tranquila, entre copas y risas y anécdotas, algún brindis y el riquísimo postre, que ella preparo con las cosas más sencillas que encontró en mi casa.
Me sentí en el cielo y por un momento imaginé compartir con ella esa estampa familiar todos los días.
Me acerque a ella un poco más.
- Oye… Perdona por haberte hecho cocinar, la verdad es que quería impresionarte con una fantástica cena digna de un banquete para una reina, pero me salió mal. Pero veo que cuando algo se te olvida en el horno, no es tan fácil de retomar… - no pretendía que tuvieras que trabajar. Mi intención era que pasases un buen momento, que disfrutaras, que te sintieras como una reina… Te prometo que la próxima vez lo hare mejor y no quemare la cena. Lo are mejor… lo siento si te ha molestado… - dije un poco avergonzado.
- Nathan… No importa… - dijo ella mirándome con una sonrisa. _ Todo lo contrario, me ha encantado. Además me gusta cocinar y yo tampoco tiempo y esto ha sido una liberación para mí. – dijo con una sonrisa.
¿Por qué eras así de fácil? ¿Tan buena y amable?
Me quede embobado mirándola.
Había visto todas sus películas y series nada más que me lo dijo en las que había actuado, y no aparentaba ser así de tímida…
Sabía que me iba a costar mucho sacar a esa Stana desvergonzada y no digo solo sexy, porque se esa Stana se mostraba todos los días y más con el vestido que ella llevaba hoy, dios, cuando la vi aparecer ante mi puerta sentí que una diosa del olimpo vino a visitarme.
Nos miramos a los ojos en un silencio cómodo y entonces me decidí. Me daba igual todo. Esa sería la noche en la que probaría sus labios definitivamente.
Me incline un poco más hacia ella dirigiendo por unos segundos mi mirada a sus labios y enseguida a sus ojos….
Estábamos a punto de besarnos cuando un móvil sonó en la lejanía…

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