Capítulo 7
PV Stana
Estaba histérica…
Bueno histérica era decir poco. No sabía que ponerme.
Estaba frente a mi
armario con la toalla rodeando mi cuerpo y mirando nerviosa el contenido. ¡No
sabía que ponerme para esta noche!
Sí. Había aceptado
ir a cenar a casa de Nathan. Y estaba nerviosa. Nerviosa porque no sabía que
ponerme.
Rebusque en mi
armario y no encontré nada que ponerme. Vale, a lo mejor estaba siento algo
exigente y solo era una cena. Pero… Algo dentro de mí quería dejarle con la
boca abierta.
Sonreí al recordar
la cara que puso cuando acepte la invitación. Algo dentro de mí me decía que
después de esta cena, nuestra relación cambiaria…
- ¿Te ríes de tus
vestidos?- dijo mi hermana a mi espalda.
Me di la vuelta y
le sonreí.
- La verdad no se
cuan elegir…
Ella me miro con
el ceño fruncido mientras se sentaba en mi cama.
- Y dime… Esa
cena… ¿Es… de trabajo…?
Me mordí el labio.
¿Qué decirle?
- Algo así… Es un
compañero… Me invitó…
Me miro más
intensamente.
- ¿Una cita? –
dijo ella sonriendo.
- Algo así… - dije
mordiéndome el labio en una sonrisa.
- ¿Y Kris…? – dijo
mi hermana mirándome.
La mire a los
ojos. Suspire y decidí confesarle todo. Al fin y al cabo era mi única hermana.
- No estamos
pasando un buen momento… La otra noche casi me forzó a acostarme con él… - dije
sin poder mirarla. Sentí como se tensaba.
- ¿Lo estás
diciendo en serio?- dijo ella incrédula mirándome a los ojos.
- Si… Pero
tranquila. Hice uso de mis clases de autodefensa… - dije sonriéndola.
- Ok, ok… Bueno…
te dejare algo mío. Porque no sé por qué me da a mí que ese “compañero de
trabajo” es algo más… - dijo saliendo hacia su habitación y dejándome con la
boca abierta.
- Pero será… -
dije saliendo detrás de ella corriendo.
Estaba enfrente de
la puerta del apartamento de Nathan y me estaba arrepintiendo del vestido que
había escogido. Era rojo y sin tirantes, largo hasta las rodillas. Llevaba un
bolso rojo a juego y un chal para cubrir mis hombros.
Había llamado ya a
la puerta y parecía que no había nadie, me disponía a llamar otra vez cuando
abrieron la puerta.
- Lo siento, pero
es que…. – un Nathan sin aliento me abrió la puerta. – Vaya… Estás muy guapa… -
dijo mirándome de arriba abajo. Sonreí nerviosa.
- ¿No me he
pasado? – dije sorprendentemente tímida.
- No… Estas muy
guapa… - Dijo haciéndose a un lado para dejarme pasar. – Lo siento. Tuve un
pequeño problema con el horno… - dijo cerrando la puerta mientras yo veía el
pasillo de su apartamento.
- No pasa nada… -
dije dándome la vuelta y mirándole, sorprendiéndole mirándome el trasero. ¿De
verdad me lo estaba mirando? Levante una ceja.
- Ponte cómoda… -
dijo levantando la mirada para mirarme a los ojos. – Siéntate ahí, te voy a
servir una copa de vino. – dijo mientras se iba a la cocina.
- Tranquilo… -
dije mientras iba detrás de él. – Te voy a ayudar. Se algo de cocina aunque no
te lo creas… - dije sonriendo y escuche que él también reía.
Fuimos a la cocina,
dejando en el salón el chal y el bolso.
Una vez sacada la
cena del horno, a ver puesto la mesa y tomado mientras unas cuantas copas de
vino con sus chistes correspondientes, nos sentamos a disfrutar de la
fantástica cena que Nathan hizo.
PV Nathan
Cuando abrí la
puerta y la vi ante mí, me quede embobado, todos los problemas que había tenido
para cocinar e incluso para buscar lo más elegante que tenia se esfumaron y
solo pude esbozar una gran sonrisa.
Nos quedamos los
dos parados sin saber muy bien que hacer, simplemente nos mirábamos y no me
habría importado pasarme así toda la noche, perola note incomoda, así que
reaccione y me hice a un lado para que pudiera pasar dentro de mi apartamento.
La invite a entrar
hasta la cocina y me disculpe por el problema de la cena y enseguida, como si
notara que le rogaba ayuda, se prestó para hacer una nueva cena junto a mí.
- Tuve un pequeño
problema con el horno… - dije cerrando la puerta mientras ella pasaba al pasillo
de mi apartamento.
- No pasa nada… -
dijo dándose la vuelta y mirándome, sorprendiéndome mirándole el trasero.
- Ponte cómoda… -
dije levantando la mirada para mirarla a los ojos. – Siéntate ahí, te voy a
servir una copa de vino. – dijo mientras se iba a la cocina.
- Tranquilo… - dijo
mientras iba detrás de mí. – Te voy a ayudar. Se algo de cocina aunque no te lo
creas… - dijo sonriendo y reí con ella.
Si hubiera sabido
eso antes, lo aria adrede. Sonreí ante ese pensamiento.
Sabía que muchas
chicas me gustaban, que tenía más o menos una chica para cada noche si quería,
pero con ella no solo quería estar en la cama una noche, pretendía tener una
relación estable. Lo quería intentar con ella. Más de una vez lo había
intentado, pero no había salido como yo había querido. No serbia de nada. Ellas
mismas buscaban el acostarse con un famoso y luego marcharse al día siguiente o
incluso al poco tiempo. Llegue incluso a enamorarme de algunas chicas y ellas
decidieron romperme el corazón. Tenía miedo y por eso prefería una chica de una
noche que no me hiciera sufrir….
Pero Stana…. Ella
era diferente…. Incluso con el dinero que poseía siendo humilde, trabajadora y
preciosa, como una diosa… Ella era mi diosa….
La note carraspear
un poco, deba estar algo nerviosa por el extraño por el extraño silencio que se
hizo y para evitar uno nuevo, le empecé a preguntar cosas sin mucha
importancia, pero siempre, a cada respuesta, me regalaba una sonrisa que me
hacía sentir querer algo más que un compañero y quizás esta serie me ayudara,
ya que la tensión sexual entre los personajes era bien palpable y se notaba.
Y yo creo que
incluso la teníamos fuera de escena, ya que ahora mismo al estar en sala cocina
preparando la cena juntos la notaba.
Pero también
podría que ella no sentía nada y fuera yo quien estaba imaginando cosas…
Tras tener todo
preparado, incluso la mesa, nos sentamos a degustar nuestro plato. Ella decía
que era uno de sus favoritos y la verdad es que al probarlo lo entendí y desde
aquel momento este sería también uno de mis platos favoritos.
- Mmm… Esto esta
delicioso… - dije cerrando un momento los ojos para notar ese sabor que se
apoderaba de mi boca. – ¿Cuándo aprendiste a cocinar un manjar como este?-
volví a mirarla y note como se sonrojaba y bajaba la mirada con la cara
sonrojada. – Lo digo de verdad, la mitad de lo que como es comida rápida… Vale,
soy buen cocinero como lo habrás notado al llegar a casa… - reí ante aquello. –
Pero nunca tengo tiempo. Creo que voy a invitarte más veces para que me ayudes…
- dije mirándola a los ojos. “Y para más cosas…” pensé para mí.
- Mi madre me
enseño… Es una receta típica de su país, y desde pequeños nos ha inculcado la
cultura europea. – dijo mirándome a los ojos.
La cena
transcurrió tranquila, entre copas y risas y anécdotas, algún brindis y el
riquísimo postre, que ella preparo con las cosas más sencillas que encontró en
mi casa.
Me sentí en el
cielo y por un momento imaginé compartir con ella esa estampa familiar todos
los días.
Me acerque a ella
un poco más.
- Oye… Perdona por
haberte hecho cocinar, la verdad es que quería impresionarte con una fantástica
cena digna de un banquete para una reina, pero me salió mal. Pero veo que
cuando algo se te olvida en el horno, no es tan fácil de retomar… - no
pretendía que tuvieras que trabajar. Mi intención era que pasases un buen
momento, que disfrutaras, que te sintieras como una reina… Te prometo que la
próxima vez lo hare mejor y no quemare la cena. Lo are mejor… lo siento si te
ha molestado… - dije un poco avergonzado.
- Nathan… No
importa… - dijo ella mirándome con una sonrisa. _ Todo lo contrario, me ha
encantado. Además me gusta cocinar y yo tampoco tiempo y esto ha sido una
liberación para mí. – dijo con una sonrisa.
¿Por qué eras así
de fácil? ¿Tan buena y amable?
Me quede embobado
mirándola.
Había visto todas
sus películas y series nada más que me lo dijo en las que había actuado, y no
aparentaba ser así de tímida…
Sabía que me iba a
costar mucho sacar a esa Stana desvergonzada y no digo solo sexy, porque se esa
Stana se mostraba todos los días y más con el vestido que ella llevaba hoy,
dios, cuando la vi aparecer ante mi puerta sentí que una diosa del olimpo vino
a visitarme.
Nos miramos a los
ojos en un silencio cómodo y entonces me decidí. Me daba igual todo. Esa sería
la noche en la que probaría sus labios definitivamente.
Me incline un poco
más hacia ella dirigiendo por unos segundos mi mirada a sus labios y enseguida
a sus ojos….
Estábamos a punto
de besarnos cuando un móvil sonó en la lejanía…